On the afternoon of June 17, 2017, as a result of an electrical storm, a devastating fire broke out in the municipality of Pedrograo Grande, in central Portugal, which, over a week, not only ravaged vast forest areas but also destroyed dozens of towns and villages, claiming the lives of 66 people.
En las primeras horas, las altas temperaturas y el intenso viento provocaron tornados de fuego que prendían el aire con espantosas llamaradas, haciendo que el incendio se propagara de manera desmedida y sorprendiendo a los habitantes de la zona. Muchos de ellos resistieron en sus hogares para defenderlos de las tremendas lenguas ardientes que los invadían. Mientras tanto, familias enteras intentaron huir con sus vehículos por las estrechas carreteras de montaña. 47 personas murieron atrapadas por el fuego en un tramo de la nacional 236, entre Figueiró dos Vinhos y Castanheira de Pera, conocida desde entonces como “la carretera de la muerte”.