Gonzalo Gámiz Fotografía

La noche del 8 de Septiembre de 2021 un incendio intencionado se iniciaba en Sierra Bermeja, zona protegida al Norte de Estepona (Málaga), arrasando sin control enormes extensiones de bosque inaccesible y escarpado, hasta casi 10.000 hectáreas en tan sólo 6 días.

Tras esos pocos días lo que quedó fue tierra oscura, humeante, agujereada, maloliente; troncos carbonizados, retorcidos de dolor por el fuego; laderas manchadas de negro, gris y ocre, como piel quemada; árboles desnudos, muertos, tiznados de horror, como esqueletos calcinados; bosques vacíos de vida, mudos, porque el silencio lo envolvía todo. No solo murieron árboles, también sus habitantes. Y Carlos Martínez Haro, bombero forestal, atrapado en ese infierno que cobró vida propia, que decidió que no iba a parar hasta matarlo todo, porque alguien le dio esa oportunidad. Y volaba, y saltaba de monte en monte y de un valle a otro, abrasando la tierra y hasta el aire. Solo la lluvia lo paró. Y da pánico pensar adónde hubiera llegado si no es por ella.