Gonzalo Gámiz Fotografía

Edificios de paredes translúcidas donde no se habita, únicamente se trabaja y no en las mejores condiciones. Calles solitarias, sin nombre, que parecen no llevar a ningún lado. Suelos de tierra, a veces salpicados por desechos y restos de materiales. Vallas metálicas marcando el territorio y tuberías negras como líneas interminables que lo recorren. Falsas ciudades de plástico, de diseño caótico y descuidado, que en ocasiones amenazan con invadir las poblaciones cercanas.

En algunos municipios de La Axarquía, comarca al Este de la provincia de Málaga, aunque mucho menos que en otras zonas de Andalucía, como el Campo de Dalías o el Campo de Níjar, en Almería, el deterioro paisajístico que provoca esta arquitectura plastificada es el pago obligado por mantener la intensidad de la producción agrícola.